Triste y Tropical #39

Camila Caamaño
16 min readApr 8, 2024

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“Elevar el propio pensamiento hasta el nivel del enojo, elevar el propio enojo hasta el nivel de una obra. Tejer esta obra que consiste en cuestionar la tecnología, la historia y la ley. Para que nos permita abrir los ojos a la violencia del mundo que aparece inscrita en las imágenes.”

Harun Farocki, Desconfiar de las imágenes.

Montevideanamente Mario
Dicen que cada vez que un organismo académico recibe un archivo, sus investigadores se toman unos segundos para suspirar frente a ellos. La primera interacción con el material con el que convivirán durante un tiempo. Dicen, que ese encuentro que sucedió en la Universidad de la República del Uruguay (UDELAR) con el archivo de Mario Levrero, fue particularmente prolongado. Tiene sentido: Levrero era un acumulador, un caos neurótico pero sobre todo: Levrero era Levrero. Un hombre entre paréntesis, la biografía que escribe Mauro Libertella sobre el autor, es todo lo breve que puede ser. No aporta muchos datos si uno ya anduvo hurgando por entre los libros del viejo, aunque una sensación se vuelve hecho: la publicación de sus libros en múltiples países y paralela traducción, su consagración póstuma e incluso la idea de vender su biblioteca (con la que igual tengo mis reservas) fueron posibles gracias al pequeño pero potente grupo social que lo conoció. Aquel que creyó en su capacidad y supo enseguida que, mucho más allá del aspecto comercial, sus textos no podían dormir en cajones o conocerse entre unos pocos. Hubo compromiso, insistencia y el cariño hacia un cascarrabias fan del Magic Pipe y las milanesas. Un tipo ajeno a los mecanismos familiares, noctámbulo empedernido y fetichista del ocio.

Sé que dediqué una edición reciente hablando con mucha parsimonia del cuidado del archivo, pero confieso que tengo muy poco respeto por el propio. Hace muchos años que no tengo computadora, las dos que hay en mi casa son de amigos. La primera un préstamo añejo en donde estoy tipeando ahora mismo, la segunda un regalo con componente místico. Bueno, entonces esa sí es MI computadora. Pero está vacía. Me volví una heavy user de Drive, a tal punto que me siento rara si tengo que manipular un documento de Word. Los 15 GB son nada y me la paso borrando cosas. No bajo, no backupeo, no tengo pendrives y no sé lo que es un disco rígido externo. Hace unos días, haciendo limpieza, encontré unos mails de una ex jefa en donde me pedía de muy mal modo (por eso la reserva) que apure el envío de unos equipos, porque el cliente estaba apurado. El cliente: Santiago del Moro. Descubro, aunque sin ser un motivo disuasorio para mi mala costumbre almacenera, el método de archivar 321, lo explica Irina Sternik en su Lado B.

Ausencias y reacciones
Camino hasta el casino escuchando Affaire. Hay más gente haciendo fila en la farmacia de turno que para sentarse a comer en el cazabobos gastronómico por excelencia. Mar del Plata sigue siendo bastante más barata que Capital, pero yo sigo sin estar dispuesta a pagar el precio del retorno. Habrá que ver cómo metabolizar la violencia de allá. Por lo pronto CABA me recibe con algunas imágenes. Escucho caminando que la chica del supermercado le pregunta al cartonero cuánto le dan por el kilo de cartón: $50. Entro al chino y veo que entre los productos que estratégicamente cercan la caja hay un frasco con chicles Bubbaloo de uva: $100. Dos personas convidan pan y mate cosido a la gente que duerme o pasa por Constitución. Son muchísimas y es altamente probable que ese alimento sea lo primero que comen en el día (son las 9 de la noche). Otra secuencia transcurre en el subte, con los temazos de Amar Azul que canta “El Morocho” en la línea C. Un chico entra con su novia (ninguno parece de más de 20), se abrazan y la besa señalando al cantante, como dedicándole el número. Intento memorizar la primera canción que hizo porque me encanta y no la conozco, pero cuando llego a casa me olvido de todo. Qué presente está siempre el pelo de las mujeres en las letras de cumbia, siempre suelto y cuanto más largo, más seductor. Es tan atractivo que sus figuras imitan esas cortinas en su propia cabeza, como si quisieran experimentar el poder, y vaya que es efectivo. Qué extraño pensar en pelo desde su potencial erótico, elemento que separado del cuerpo puede verse terrorífico e intrigante, como este de la tapa del libro de Cecilia Pavón. En “El listón de tu pelo” de Los Ángeles Azules, se menciona el pelo suelto como primer paso del encuentro furtivo, al igual que Ale Sergi en “Bailarina” lo nombra para empezar a enumerar las señas que le gustan de ella. Se arranca por el pelo, lo más “público” del cuerpo, también lo más falseable.
Google Fotos puede recordarte lo mucho que extrañás a tu gato pero también sugerirte que vuelvas al pelo corto. Ok, tengo la nunca rapada otra vez, ya no es necesario procurar cierto largo para atármelo antes de correr. Volvió la frescura.

Hace un mes y algo murió Gonzalo “Tussi” Curbelo y me sentí tan ajena que hasta anteponer el artículo para referirme a él me parece un atrevimiento. Dos amigos me lo mencionaron de casualidad muy poco tiempo antes de su partida. Lo traigo al diálogo conmigo por las ideas sobre “la muerte célebre” y la manera en que nos comportamos frente a ella.

Pensamos en la muerte desde el ego: esto estaba pasando y era algo a observar y a mí me pasó por el costado. Y luego también lo intelectual: cómo esto, que fue tan importante para muchos yo lo ignoraba, qué vergüenza. Una tercera instancia que profundiza la segunda: era una persona de la que la mayoría hablaba desde el afecto, el impacto emotivo por encima del cultural, lo cual me apena con mayor énfasis el haber desconocido su existencia. En tal caso, si quieren saber más sobre Tussi, pueden leer el obituario que le dedicó Amadeo.

También se murió Jorge Dorio. Para mí Dorio había sido apenas un panelista de Gran Hermano 1 (no, nunca vi 678). Los lamentos de quienes lo conocieron o lo siguieron de cerca, me llamaron la atención. Por una vez y antes de que el lucro le gane al luto entré a Mercado Libre para ver si había algún usado. Consigo por menos de lo que sale un café uno con tapa y título prometedores: La verba infamada y un Dorio joven encendiendo un cigarrillo. Vuelvo al sitio de venta un par de días más tarde y todas las publicaciones que lo ofertaban (eran al menos cinco) dejaron de existir. En dos días de esta época con lo que pagué el libro ya no puedo ni tocar la servilleta de debajo de la taza. La boca quedará espumosa.

Polisémicas costumbres
Su escritura es algo barroca, como periodista hacía preguntas extensísimas que daban cuenta no sólo de su capacidad sino también de conocer todo el entorno del entrevistado. El café quemado lo pago de todos modos porque tengo que hacer tiempo para entrar al teatro. La verba infamada reúne una serie de reseñas y ensayos que Jorge escribió para Página/12 y Tiempo Argentino. Pero la mejor parte es la que viene luego, las entrevistas que Dorio hizo a personajes rimbombantes como Moria Casán, El Pastor Jiménez o César Aira. Dorio logra unos intercambios que ante todo describen una época — en su mayoría las entrevistas fueron hechas a mediados de los ‘80-, como acá donde la one reflexiona sobre su supuesto retiro:

“-Yo soy de las pocas personas que puede decir lo que se le cante en nuestro país. En ese sentido gozo de una impunidad bastante grande. Pero yo me refería al hecho de percibir en la calle una verdadera sensación de libertad.
-¿No considerás que eso está cambiando en el país?
-Yo no vivo ajena a lo que pasa en la Argentina. Me encanta que mi país esté avanzando hacia la democracia, hacia la participación civil. Pero también me encantaría que el pueblo tuviese una real educación cívica que me parece que falta. Hay un grupo nuevo que viene con otra onda y todo, pero hay mucha gente que no tiene idea de nada.
-¿Te parece que la gente se permitiría en otra situación un modo de vida menos “pacato”?
-Sí, en todo sentido los argentinos son una maravilla. Tenemos todo para tener un país bárbaro. Lo único que ocurre es que somos “minoristas”, nos falta concepción de grandeza.”

Lejos estoy de agradecer una muerte (no al menos estas dos), pero tengo que admitir que la triste noticia me hizo pasar un viaje en tren fascinada con su lectura. Ya habrá tiempo para descubrir al uruguayo.

Victoria de Masi es para mí quien hace la mejor lectura de la actualidad argentina. No es tendenciosa, habla con cautela y tomando distancia desde el objeto de análisis. No repudia, muestra, no critica, presenta, no señala, observa. Más allá de su presencia como columnista o invitada, su talento está condensado en la escritura. Realmente nadie lo hace como ella. La crónica de su intento por entrevistar a Fátima Flores me gustó tanto que se la leí a varias personas (pasó luego con el post Fátima y el perfil de Chicho, el tío de Milei). Son varios los motivos que hacen su escritura brillante, pero voy a quedarme con uno en particular. Victoria fue la encargada de hacer la investigación periodística para la serie sobre Coppola. En su newsletter dice al respecto: “fue una experiencia profesional extraordinaria y cuando digo “extraordinaria” quiero decir: corrida del orden natural de las cosas”. Me encanta lo que hace porque al remarcar la palabra está dejando al descubierto la forma en que nos acostumbramos a expresarnos mal (o distinto), a cambiar el significado de ciertas formas, u olvidar su acepción original, a pensar en palabras como compartimentos estancos, inmutables, como esa persona que pide hace años el mismo gusto de helado y teme que algo terrible suceda si cambia de elección. Hace lo mismo para fundamentar por qué Adorni es muy buen vocero, por ejemplo. Nos propone salir de la conexión escolar que le endilgamos a las palabras por costumbre, como si tuviesen un solo uso. Incluso en el cierre del Gracias por venir sobre Guillote asoma el recurso de manera implícita, adjetivando la serie como fantástica. Porque ¿Qué pensamos cuando decimos que algo es fantástico? Decididamente no en algo ajeno a lo real, el reflejo de definición se acerca más a la muletilla de Susana en el living y sus muchas formas de halagar al invitado (de ese almacén verbal de donde salen bárbaro, espectacular, muchos brutal, etc.) que de una imagen que rompió la narrativa del cotidiano. La potencia de la escritura de Victoria me parece fantástica en todo sentido. Quizás lo que digo dista de su intención profesional pero al menos es lo que me provoca leerla.

Los libros que antologizan entrevistas o perfiles son mi debilidad. Me acuerdo del texto de Lucas sobre el Kun Agüero, la bien conocida Plano Americano de Leila Guerriero, pero ante todo mi libro preferido de entrevistas: Vida de Vivos, de María Moreno.

Literatura de template

La pequeña vida es un documental de Leopoldo Estol donde escritores, autores y editores cuentan su vínculo con los libros. En una escena se ve a Cecilia Pavón en su casa y un OFF de fondo. El registro es de 2018, en cualquier otro momento hubiese pasado desapercibido, pero hoy, como símbolo análogo al barbijo, es un objeto que molesta. Me pasa lo mismo cuando veo en películas personajes usando mascarillas, no quiero saber más nada. El documental tiene momentitos, como la confesión de Juan Pablo Correa, sobre su costumbre de juntar enemigos en su biblioteca poniendo pegados entre sí, libros de autores que se desprecian. El hijo de Jaramillo (qué incómodo que no hayan incluido una etiqueta para identificar a los involucrados cuando hablan), único niño de la película, es el dueño del testimonio más interesante. Gran lector y atrevido, juzgando incluso la calidad del proyecto documental. La película termina con una pregunta sobre el primer beso. Es curioso cómo reaccionan algunos: Pavón está bien firme en la estructura del programa (“eso es para otro momento”) otros quedan descolocados, algunos no aparecen. La que admite encarar el fin es Jacqueline Golbert, contando entre risas y anécdotas adolescentes que a sus 14 años cobraba diez centavos para mostrar las tetas.

En un canal de streaming entrevistan a la escritora que mejor supo capitalizar el fandom en Argentina. El conductor arranca la nota con un “con vos pasa lo que antes sucedía con los discos, sale tu nuevo libro y vamos todos corriendo a comprarlo”. Es raro, dice ella. $22000 sale su nuevo título. Dichosos los que puedan hacerlo. Pero esto antes de la queja es una lógica de hace tiempo: la endogamia del nicho: se trabaja con los propios, se invita a los que “son como uno”, se le habla a los de siempre (a quienes 22 lucas no les hace la diferencia).

El círculo vicioso entre los autores de newsletters: otra vez citan a una autora, sí, esa misma, lo que me molesta no es la cita, sino que soy tan rigurosa con las lecturas que por mucho que me aburra su escritura voy a tener que hacerlo, no puedo leer incompleto. Ya fue, me lo permito (además ese cuento lo leí hace unos años). Es tan mainstream que citarla me parece de vago.

La amistad es el comienzo de todas las cosas
El grupo BESA reestrenó la obra que lleva su nombre: Breve Enciclopedia Sobre la Amistad. Celso y Celia son dos personas que están creciendo en los ’90. Una tiene plata, la otra no. El verano es la pausa que encuentran para estar juntos, sin su familia y con el único control posible: el dictado por el juego. Su director Tomás Masariche irá contando el marco de creación en el que pensó esta apuesta. Hasta ahí podría ser un espectáculo más, pero no. Porque en BESA también hay baile, canciones, cuerdas de violín e hilos que intervienen el espacio. Y hay, por sobre todas las cosas, un elemento a la que la dramaturgia no puede ni competirle: es evidente que lxs actorxs son amigxs en serio, el riesgo del proyecto merma cuando la confianza entre los cuerpos está saldada. Es difícil no emocionarse ante escenas de una belleza bien simple, como Celso dejándose caer contenido por sus compañerxs, o corriendo hasta refugiarse a upa de la monumental Celia (y no lo digo por la altura del actor, sino por la grandeza de la interpretación de Felipe Saade). Lxs BESA no son solo un grupo de amigxs pasándola bien, demuestran la importancia de estar juntxs y hacer de ello una historia. Nada más y nada menos. En escena aparecen 5 integrantes, pero el colectivo es mayor. Sobre su génesis, dicen:

“El grupo se terminó de conformar el 5 de enero de 2024, cuando en una larga asamblea de tres horas entre les once integrantes de BESA consensuamos que todavía había muchas dinámicas que podíamos implementar en el camino de encontrar una voz plural. O que podríamos decir que el grupo ya estaba conformado desde el primer ensayo de Breve Enciclopedia Sobre la Amistad, el 5 de junio de 2021, en Estudio Los Vidrios, cuando casi no nos conocíamos. O que la conformación oficial fue recién cuando estrenamos nuestra segunda obra, Freeshop, en el festival Temporada Fluorescente, o cuando logramos hacer una gira de 4 días a Montevideo, o después, cuando llevamos nuestras dos obras a Tierra del Fuego y convivimos 12 días en esa isla, entre funciones, paseos y pijamadas de albergue municipal. Nunca tuvimos muy en claro en qué momento decidimos pasar de pensarnos individualmente a pensarnos colectivamente, así que ante la pregunta: ¿cómo se conformó el grupo BESA? Diría yo, quien escribe, que de forma paulatina, difusa, mágica. Que un día hubo un paseo en bici en silencio que nos hizo grupo, que otro día hubo una de nosotros que escribió un texto y nos llamó para hacer una obra, sin saber que estaba en camino a conformar un grupo, que hubo otro día, hace poco, en donde una de nosotras dijo: che, hasta el día de hoy no estaba segura, pero creo que sí, que quiero ser parte de este grupo”.

Breve Enciclopedia Sobre la Amistad puede verse los viernes de abril a las 21, en Planta Inclán.

Se ha detectado alto tema

Nunca hay que relajarse en que se lo ha visto todo. Agusfornite2008 y Stiffy sacaron MURIO LA MUSICA. Es maravilloso ver crear a dos pibes a los que ni se les cruza por la cabeza la idea de nostalgia. Su absoluto despojo de solemnidad los lleva a moldear lo que hacen con un respeto por las convenciones tan radical como el que se tuvo ante la estatua de Gaturro. Jamás se agradeció tanto el vandalismo sonoro: una deformidad total, por momentos parecen anticanciones. Y como bien despiertos ambos le dan la extremaunción a los que arriesguen criticar el disco, debo decir con mucha paz que zafo: es uno de los muy pocos LPs que tengo en repeat este 2024. Swaggerboyz.

Una luz en algún lugar
Tampoco puedo soltar Psykos, el disco de Yung Lean y Bladee.
Creo que Lean es uno de los artistas a los que más se le siente la fragilidad. Encuentro esta nota que les hicieron a ambos, junto al productor del álbum, Palmistry. Las fotos elegidas son increíbles, en todas hay una lógica de rendición, de desgaste, de tener, como última chance, la posibilidad de ser salvado por otro. Bladee y Lean son amigos hace varios años, tienen varios feats, pero este es su primer trabajo juntos. La robustez de su vínculo ronda durante todo el encuentro y es hermoso. En varios momentos se piden permiso para contar cosas “polémicas” o demasiado íntimas sobre el otro, como cuando charlan sobre sus consumos combinados de kratom (una droga con efectos parecidos a los opioides) y codeína. Para alguien que ha vivido el exceso como rutina — y lo reflejan también las fotos donde hay chicas en contexto de after y son ignoradas igual que si se incluyera una porción de torta en la dirección artística — se entiende que no se cuentan experiencias para presumir, más bien lo contrario.
El álbum lleva el nombre de lo que parece: significa psicosis en sueco. Qué innecesarias son las metáforas a veces. Yung Lean tiene 27 y sufrió psicosis a los 25, la comparación que hace para describir lo que sintió es tremenda: “Si estás en una guerra y tu mente está a salvo, al menos sabés quién es tu enemigo. Si estás psicótico, tu enemigo es tu propio cerebro”. La portada del disco resume esta contienda insoportable con uno mismo en algo apenas perceptible: esa rana de ojos intoxicados se está viendo en el reflejo. Los dos cuentan también la dinámica de composición del disco, y cómo, desde la lógica de un capítulo de South Park, intentaron inventar una nueva manera de escribir canciones. Es muy atrapante llegar a percibir cómo sacan conclusiones de sus decisiones en el medio de la nota. La reseña de Pitchfork lo ubica como la fase más Ian Curtis de Lean. A mí por lo pronto me tranquiliza verlo con ganas de un desenlace diferente.

Escribir con alguien es una tarea transformadora en muchos niveles. Es, en los mejores casos, ganar otra razón por la que uno elige ser amiga de la otra persona, consumado el proceso en donde se descubre la visión del mundo que tiene el otro y cómo esa mirada se aplica en el texto (aún si esas miradas no coinciden). Pero también es un doble diálogo entre ambos, se escribe y se habla sobre el tema que los convoque y a la vez se vuelve a conocerla. Se despeja otro espacio, conocemos su estilo y armamos una combinación inédita: un tejido entre la elección de las palabras que cada uno encuentra. Una manta que durante un tiempo sirvió para abrigarlos.

Niko Stratis dice que los discos cuentan una historia y entonces el primer tema es la tesis. A la gente le importa el final de lo que consume, sienten una suerte de fobia a esa estupidez del spoiler, como si no pudiese interactuar con lo verdaderamente importante: los procesos de las cosas, aquello que hizo posible el ansiado efecto. No se piensa en las historias como un todo. Psykos seguramente se trate de combatir los demonios internos para hacer que el final definitivo no se entrometa. Y de qué manera conseguimos resistir en la lucha con el respaldo de los nuestros.

Momento de recomendaciones:

La nota de Lucía Requejo que explica la relevancia del Festival Internacional de Cine de Mar del Plata.

Esta otra sobre el trap en España, a 10 años de su nacimiento como género.

El caso de Dani Yako Vs. AFA.
Yako es uno de los fotógrafos que capturaron nuestra historia reciente. Estuvo en el Mundial ’86, siguió a Alfonsín en campaña, a Cortázar para retratarlo en las que terminaron siendo sus últimas tomas en Buenos Aires (moriría dos meses más tarde en París) y registró en un precioso archivo a los exiliados en España (como él mismo) de la última dictadura militar. Quienes hayan leído La llamada también lo encontrarán presente. Ahora Yako espera el juicio frente a la siniestra empresa del deporte. El caso es insólito: dos de las fotos más icónicas de Diego fueron usadas por la asociación sin pagarle ni mencionar autoría. Ya le había pasado en 2022 y la AFA le había dicho que tenía que “sentirse orgulloso”. Hasta donde sé, con orgullo no se paga el repelente con sobreprecio, pero como no soy fotógrafa, no opino. Acá el propio Yako cuenta las implicancias de la demanda.

Mis personas favoritas son las que manejan una cierta sensibilidad, una que de tan propia inunda todo lo que es, incontenible. Alguien a quien se le nota bastante es a la actriz Inés Efron. Hace unos días creó la cuenta Ricoentiza, donde comparte dibujos de comida en pizarras e invita a mandar colaboraciones.

El texto de Valentín Etchegaray sobre la fecha de Miss Kittin en Deseo.

El video ensayo de la youtuber oliSUNvia, sobre la forma en que actualmente se considera al entretenimiento como un valor aplicado a cada aspecto de nuestra vida, por más morboso y absurdo sea y cómo el hecho de manipular todo material audiovisual para que luzca “entretenido” conduce a la desinformación. Olivia explica que en política el uso de este contenido resulta más influenciable (y por ende efectivo) que la política misma, donde sus personajes ya son percibidos como celebridades en lugar de líderes. No sé si les suena.

Cierro con la nueva canción de Talisto. Mañana es mi cumpleaños, pero no hace falta que me saluden, mejor (si quieren) compartan mi newsletter, lo prefiero a cualquier regalo. Hasta la próxima.

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