Triste y Tropical #25
Cuando yo me muera
Haré una fiesta en la que nunca salga el sol
Donde amigos y enemigos brindarán
Porque regrese en la piel de una canción
Babasónicos — El ídolo
Soplar y hacer botellas
Son las 21.54hs. del 18 de septiembre cuando me siento a escribir, borrador previo en las notas de mi teléfono. Hace una semana salió el disco de Balvin y la única reseña que intenté leer no pude porque era de pago (la del New York Times, malditos paywalls que son cada vez más difíciles de saltar). El frío de carácter parece haberse ido por esta temporada y ante la falta de textos para discutir con mis ideas, la pena que sostengo ante todas las muestras que estuvo dando con singles, movidas y acciones más las ganas que esta retirada gélida me dan de volver a pensar en terrazas, baile y golpecitos de graves -momentos que con Balvin de fondo he sabido disfrutar — le tiro una soga a mi disciplina para escuchar JOSE por tercera vez y soltar algunas conclusiones al respecto.
El disco abre con F40 y tengo que reconocer que algo de ilusión despierta. Un beat oscuro con un tempo que se va desgastando para cerrar con el discurso de Arcángel, la maravilla, quien nos relata por qué él es una leyenda, un título del que pocos pueden jactarse. Justas dosis de épica para introducirnos en lo que esperamos borre un poco las huellas de ese despropósito estético y sonoro que fue Colores.
Y seguimos por el primer featuring y las expectativas nos las baja de un sopapo. Sech asistencia perfecta en frases preestablecidas, coros cantados como un calco y Balvin poniendo primera en su retórica de la seducción family friendly. Soy adicto pero de tu amor, no fumo pero con ti me elevo, las únicas bolsas que conozco son las biodagradables en la que guardo la quinoa orgánica que desayuno cada mañana antes de meditar, right.
Y disfrazado de homenaje, Balvin ni siquiera se sube a este track. Te acuerdas de mí, el tercer tema, repite el estribillo de la canción anterior. Si bien los créditos lo mencionan, la canción es sólo de Yandel.
In da Getto. Gracias Tainy por tener clemencia y hacer que el tema no dure más de 2.10.
Quizás es este un buen momento para preguntaros cuál es la identidad de Jose, cómo se construyó y hacia dónde se proyecta.
Jose es la figura acabada que había perfilado en Oasis, para luego definir el rídiculo en Colores y así devenir hoy el ídolo insípido funcional al mercado.
Él, o mejor dicho su equipo de comunicación, parecen operar como una agencia de marketing sedienta por subirse a las tendencias replicando virales sin considerar el contenido… ¿Hay contenido?
Sus pasos responden a lógicas comerciales donde prima la acción por la materia. Hagamos lo de Skrillex porque está produciendo con otros reggaetoneros y necesitamos un tema fiestero así sea sólo para recordarnos que fue el mismo detrás de Mi gente, diseñemos la portada del single con el meme de turno, hagamos colabos con la Becerra. Es una pauta caminante.
Compongamos una canción melosa y con tintes celestiales para dejarle al primogénito.
Mencionemos la salud mental pero digamos que la que nos salvó la vida fue la meditación.
Abracemos el cliché de papá canchero para decir que no queremos ser padre de nuestro hijo, sino el mejor de los amigos.
No escatimemos en soltura para contar que los mayores popes de la industria mueren por janguear con nosotros.
Tengamos un tema duro diciendo que soy el mayor forreador de todos en donde mencionemos los logros mayores como monetarios y cuantificables.
Suena raro como rapero inocuo, como Sech pretendiendo intimidar con frases de peluche.
El Balvin talentoso que supimos adorar hoy se ha cubierto de una película infame y patética. En cada aparición pública sus palabras dejan entrever el ensayo, la pantomima política, las tarjetitas de misceláneas ensayadas.
Una película mala con actores bien pagos
Me cuesta escucharlo sin pensar en que sus letras son pastillas (radiales) para vender un podcast. El niño de Medellín, es un niño en serie, de voz apagada, como afectada por un virus del que por supuesto, también se encargó de burlar para potenciar su engagement.
Asegura que quiere contar su historia. Y su progresión es clara, es la gentrificacion de su arte. Son canciones cada vez más cobardes, más genéricas.
Su 2021 tuvo hasta ahora unos atisbos de anotaciones en canciones en las que aparece como invitado, misma realidad profesional que Bad Bunny (ay, Benito). Me refiero a Tata y AM; AM y Volando remix, respectivamente.
La familia (La concepción cristiana de ella, la búsqueda como consagración máxima personal), la condición moral, el respeto, la energía, la conexión, todas palabras vacías que sirven para llenar entrevistas y eludir la charla necesaria: hablar de música.
Ese disco tan delicado que fue Vibras (en términos del trabajo pulido que hay detrás de la producción y la búsqueda de las melodías, un disco que efectivamente tiene muchos colores) representó su retiro.
Jose dice que nunca hizo nada autobiográfico, y sintió que era el momento. Pues si esa era la intención, el disco debería durar la mitad y estallar los temas de su estilo.
Un disco que nace (en teoría) de la introspección no puede componerse de canciones con artistas que no tienen vínculo más allá del comercial (María Becerra), no puede abrir con un speech de un tercero, no puede no tener un concepto.
Madurar no implica ser aburrido.
Ser serio no implica dejar de crear.
La venganza es el tema que más pareciera traer el espíritu que Balvin dejó para siempre.
Casualmente lo hace con el artista más vampírico del género, quién se acopla en el tema con su kit de rimas cuál valijita evangélica (me sigue o no me sigue, la presión, te doy como la abuelita al leñador).
Y es en sus pares en los que se apoya, quienes han aprendido a dar sus primeros pasos y hoy hasta tienen una propuesta más atractiva que él mismo (como Feid).
No creo que Balvin deje de sacar discos porque números más números menos la maquinita funciona perfecto. Pero en cierto sentido Balvin dejó de serlo con Vibras, ahí dió su último aliento de originalidad, de la impronta posta. Y este nuevo arquetipo del born and raised by advertising es el que escupe temas hechos para nadie y escuchados por muchos, esa es la verdadera factoría, su familia ($).
El templo del pop
Lo que más molesta de Balvin no es el hacer o no reggaeton, sino su imagen, que por otro lado se réplica cuál pattern, de mecenas de la “latino gang”, siendo que desde los últimos 3 años se dedica full time a inmolarse por los trofeos más sucios del negocio.
Global. Porque conseguir ser una artista internacional es imposible sin venderle el alma al diablo que, por supuesto, es gringo (y hombre).
El lanzamiento del disco hizo foco en los singles que incluía, en un intento exagerado por vender el pescado: One Day, Poblado remix y Qué más pues?
La profesía se cumplió: nunca más el reggaeton para gente que no escucha reggaeton estuvo más vigente.
Me recuerda a quienes usan el término entretenimiento despectivamente (“no es mala la peli, es entretenida, que sé yo”).
La virtud actual de Balvin más sólida es su espectáculo, el show en vivo es eso, divertido. Que tiene detalles como hacer covers de los hits más icónicos del género, ejem.
Pienso en canciones de este disco en vivo y me duermo.
Fuck da shit, no voy a escucharlo completo de nuevo, esto es demasiado.
7 de mayo es quizá el peor tema por lo que representa. Tiene tono y construcción de tiraera pero con letra de farsa: namedroppeo, inventado origen familiar humilde, golpe bajo y saludos parroquiales.
Usa a Tokischa. Puede jugar la carta de padrino, sumando a una artista a punto de ebullición (según propias declaraciones, el verdadero motivo es “porque ella no es feminista, y entiende la igualdad entre el hombre y la mujer”) y choca con lo ATP del disco, basta ver el video para entender lo INCÓMODO que está este hombre con la reina de RD al lado. Es como si acabase de ver a sus padres garchando. Ay, Balvin, querido.
Uno no puede autoproclamarse leyenda.
Va camino a ser el DY de los últimos 10 años. El galgo de carrera de las payolas.
Supongamos que las canciones de Jose fuesen templates, lo que en Colores se pintó con filtros de “diferentes estilos” (que eran un grito desesperado por funcionar y fue práctico en su bochorno) ahora vuelven a acomodarse, tomando en la mayoría de los casos el tono de quién participa en la canción, con el agravio de que ahora quiere vendernos un padre de América. Ahora no solo es JOSE, ahora también tiene que llevar el pan a la casa y construir una cuna de diamantes.
La carta del alterego es un clásico del pop, como titular tus álbumes con la edad que cumplís. Movidas que se repiten como encargarle una portada a un artista icónico (Karol G fotografiada por David LaChapelle o él con Murakami para el cover de Colores). Está Papi Juancho y ahora está Jose.
Pero incluso Maluma en su leomateolismo caribeño es más honesto con lo que hace.
El Jose dice más de lo que parece. Busca eso que todos persiguen y nadie parece saber explicar: SER REAL.
Soy Jose, el pre fama, el pre millones, el pre frases hechas. Eso intenta hacernos creer.
¿Y el disco? Una foto que podría ser hecha por cualquiera y lo mismo daría. No hay sello propio. Sigue siendo el mismo hypebeast al que la música y mejor dicho la intención de hacer algo nuevo desde ella le interesa tanto como la inflación argentina.
Inventó la figura del ghost singer.
La persona J. Balvin no aparece nunca. ¿A favor? A pesar de su infinita duración no llega a molestar como Colores, dura prácticamente el doble y podría pasar desapercibido en una sala de espera.