Triste y Tropical #24

Camila Caamaño
14 min readJun 9, 2021

“Yo vivo en el pasado y no está bien, está bueno y no está bien”
Javiera Mena — Flashback

Una historia buena para nada
“El trap: filosofía millennial para la crisis en España” es uno de los últimos libros que leí, un poco por el título, otro poco por caer en la trampa estética de las primeras ediciones de Errata Naturae, la editorial que lo publicó, quien después de haber leído algunos números de su catálogo, entiendo que venden humo, y saben como engañar desde la apariencia. A Ernesto Castro, su autor, lo había escuchado de casualidad en un podcast y tenía idea que había entrevistado a algunos artistas, pero no más que eso.

Su libro me generó ira sólo contenida por una pantalla ajena a la que no le pude poner el cuerpo de la indignación de forma explícita. Ay, papito. Me descargué luego en Goodreads pero no fue suficiente. El autor tiene un sólo objetivo claro y ese no es siquiera el propósito de su tesis (que tampoco existe): quiere que todes sepamos que él es académico. En cada 3 de las más de 400 páginas, Castro utiliza forzosamente una expresión en latín, namedroppea hasta ahogarse en su propio balde de narcisismo y sólo se debate entre sus ideas vagas que carecen hasta de conocimientos musicales.

Aporta algunas joyas de los beef que pusieron los tarugos de la escena — en ese momento under — del trap en España que desconocía, como estos jovensísimos Yung Beef y Kaydy Cain puteando a Nwise mientras comen fideos secos y toman coca, y es exactamente como lo describe: una puta pieza de museo.

Mucho reparo por cuidar su retaguardia moral en cada pasaje donde refiere a las mujeres a quienes NO debemos llamar trap queens, porque eso es despectivo y misógino. Ahhh, pero La Zowi, única a quien dedica un capítulo completo, siempre es referida en relación a su ex pareja Yung Beef, o al hijo que han tenido, u otras traperas que quedaron a medio camino en su carrera y están fuera de juego. Porque es indispensable que sepamos que Bad Gyal, Fernandito y Tangana nunca han tenido problemas de seguro médico o conflicto para buscar departamento. Ok, su contexto social e histórico moldean el compost de su creatividad, al menos en un principio de relativo éxito, pero no leo un ensayo para repasar los fixtures de sus cuentas corrientes, esto es bastante pobre.

Después entré a su canal de youtube, porque este FILÓSOFO (¿Así está bien o busco letras capitales?) también es youtuber, ha dejado de pintarse las uñas y se cortó el pelo, movimientos estéticos inversamente predecibles en su camino profesional, pero ahora usa gafitas redondas y enmarca su cámara para que veamos hasta el más recóndito espacio de sus paredes bibliotecas. No, no te voy a dar play.

Si tu objetivo era sacarle plata a la editorial, pues felicidades. Podríamos haber disimulado un toque cuando ya en la introducción aclarás que ni siquiera tenés idea a qué público va dirigido. Menos mal que sólo fue un pdf.

Posiblemente piensen que debería haber abandonado mi lectura, pero debo reconocer que el mismo mal humor que me generaba su holgazanería de investigación (hay notas al pie de página que son CANCIONES ENTERAS) servía de motor para avanzar en el texto. ¿Hablaste con todos? Bien. ¿Tangana te llamó por teléfono para que lo ayudes a redactar un beef en clave parlamento cuando envió improperios hasta el rey? Piola. Esas son anécdotas para tus amigos, o tu fandom, ahora yo voy a escribir sobre otra cosa para despurgar. Y si llegan a cruzarse con ese libro hagan una cosa: publíquenlo en Mercado Libre. Un detalle de la tapa, acorde a su contenido: el propio Yung Beef dijo que era “mierda pa’blancos” e incluso pidió que lo retiren del mercado, pero por ahora sigue a la venta.

Economía de la creatividad
Pocos días después de terminar ese libro maldito (esta vez el adjetivo no está funcionando como elogio), encontré un podcast sobre la economía de la creatividad. Es algo difícil de explicar, pero lo que conversaban las dos conductoras, era sobre la forma en la que actualmente, los creadores de contenido están sumergidos dentro de una dinámica que cuantifica hasta la intensidad con que degradan dióxido de carbono y cómo hacen o deciden, dentro de sus posibilidades y sus relativas libertades, interactuar con sus audiencias.

También me acordaba que Silvia Süller conoció a su novio uruguayo, a quien todavía no ha visto en persona, por las videollamadas de media hora que ella empezó a cobrar en cuarentena para poder trabajar. Bueno, mis neuronas están haciendo patito, puede ser.

En realidad pensaba en cómo el producto que se vende, la persona misma, también logra volverse rentable a través de otras dimensiones, es el objeto que ahora en góndola tiene nuevas líneas en su colección. El desafío cuasi imposible es intentar alcanzar una compatibilidad o al menos armonía entre la pasióndeseodisfrutegozeemojidefuegohytrofeo y el lugarcito que termina ocupando en la lista del super. No, fideos hay de sobra.

Llamémoslos artistas 360, o simplemente en quienes quieren ser más que una cadena de eslabones hechos en serie (grabación-disco/chorrada de singles/shows/salseo en social media).

Tu amigo fiel
Kaydy Cain y su carita de haberse escapado de un atraco express, ya habiendo aminorado la marcha, lejos de la escena del crimen, volvieron con su tercer trabajo solista, El juguete de tu muñeca. El concepto rompió el envoltorio y salió de su empaque original, pues es algo más que un disco.

Unos días antes del lanzamiento del álbum salió a la venta el action men de Kaydy, “con las dunk, una cadena de BIIS en el cuello y los pantalones pintados a mano por Kaydy, el muñeco viene con un pikete bien bacano al que no te podrás resistir”.

¿La jodita? 175 euros y es una edición limitada de 69 unidades. Está sold out, claro, no sé en cuánto tiempo se agotó, pero muy bien jugado.
Los clips para las canciones van mostrando una fase en la cadena de producción, arrancamos de fiesta para entrar en mood main character de videojuego, digitalizando al Kaydy para luego moldearlo a piacere, flirteando entre los bocetos, silicona de muñeco. En Hollywood, Daniel salió de fábrica, su figura acabada, luego, el tema homónimo al disco, lo encuentra dentro de su caja, desorientado pero con el mic y una paca en sus manos, baladita reggaetonera en un fordismo de ritmos más suaves a los que conocemos, su salsita bajó unos decibeles.

También saldrá para una acción publicitaria, en clave Sorpresa y media, se esconde en una caja para emocionar a algunas seguidoras que han comprado su Kaydy a escala, su Kaydy mesita de luz, esos abrazos apretados que da no parecen haber sido guionados.
Y en No es x ti, quizás mi tema preferido del álbum, el muñeco llega a destino, reminiscencias a Lars and the real girl pero con más espíritu en todos los sentidos, memes aparte a la actuación del bebo haciendo de muñeco, el rapero europeo de sangre caliente menos indicado para ese rol, y por eso da risa.

La aventura antiken se completó con un juego, un día antes de la publicación del disco se lo podía bajar, después de 4 niveles retrofuturistas y spaceinvaderosos, en los que esquivamos patrulleros, naves para llegar a que Kaydy salve al mundo con reggaeton, nos daba un último adelanto.

Sospecho que cuando pueda tocar en vivo esta mega operación va a continuar o tener un número más. El juguete de tu muñeca, más allá de lo simpático de la acción es un disco muy sólido, con todos los skills de Kaydy puestos en marcha, con letras románticamente fibrosas y una hermosa contradicción publicitaria.
Daniel Gómez conmueve y dan ganas de seguir bailando cachondo.
Salió por Honey Money, su propio sello y en producciones pistea El Garzi, “el que lo difícil lo hace fácil”.

Obviando las analogías sexuales, la movida también expone las ya no tan nuevas y urgentes formas de relacionarnos en tiempos de pandemia. Tal vez este proyecto se haya pensando previamente, pero la idea de un muñeco representa una realidad de vínculos suspendidos/alternativos, futuros inciertos y compañías accesorias. Siento que desde que el mundo hizo palito con el virus estamos revolviendo bateas para encontrar entre la virtualidad aunque sea un gesto que nos devuelva calor.

¿Con esa boquita decís latino?
El Conejo Malo apagó el mic y pasó de hacer twerk a sentadillas, le dió airbag a sus brazos y terminó de metamorfosear en el superhombre.
Me aburre muchísimo esta etapa, aunque debo reconocer que pasó de ser una aventura de una noche a tomárselo en serio y poner literalmente el cuerpo (yo me quedo con el que le ajustaban los joggins atrás y se agitaba un poco en los shows por comer mucha pizza (sic).
En algún momento que no registré, Bad Bunny anunció su tour para el 2022, empieza a girar el día de mi cumpleaños, y sin querer levantar el dedito de la moral (que todos sabemos es el índice) tengo que pararme para esto: ¿Te gastaste las suelas de las Off — White yendo a manifestaciones, haciendo énfasis en cada speech y huequito que la prensa anglo te daba para decir latino gang y la mar en coche y después de tanto tiempo hacés una gira entera en Estados Unidos? Esa demagogia, mi cielo.

A esto se le suma que hace unos días vi pasar en mi timeline de twitter un video en los Billboard donde empezaba a responder algo y lo interrumpían para pedirle, bastante imperativamente en el tono, que hable en inglés, y Benito sin emitir queja alguna chipeaba para acatar.
Enseguida mi memoria lo contrapuso con un gesto que él mismo tuvo en una de las ruedas de presentación de YHLQMDLG, cuando una periodista le preguntaba el nombre del álbum y ella sonreía, para que Benito responda: ¡Si no tenés idea lo que acabo de decir! y le traducía el título del disco. De esa pedagogía desfachatada, de esa resistencia (necesaria) cultural que por momentos se hacía explícita como en la extensa nota que dio para NYTimes donde se regodeaba de la riqueza del castellano, pasando por un Conejo tímido, ya tomando clases de inglés mientras pide ayuda fuera de cámara para que lo salven con algunas palabras. También con Jimmy Fallon, quién jamás tuvo voluntad de aprender un hola, Ben baja la cabeza, la jbalvineó un toque y, si bien los senderos éticos y morales de los artistas no son todavía capaces de determinar mi relación para con ellos, existe con Benito algo del sentir latino que me conecta de una manera muy especial, y ese algo se está perdiendo. Desde acá se escuchan los ecos de la muletilla global de José. It gives me chills.

Bizarrap: la universidad del show

Hace un tiempo, Anuel pidió en un posteo de Instagram un millón de comentarios para sacar un tema nuevo. Le fue tan mal que terminó borrando la publicación. Por esos días (creo que fue en 2019) Bizarrap hizo lo mismo y no llegó a acomodarse las gafas tornasoladas que en unas 15 horas ya estaba con el desafío cumplido.

En un directo con varios artistas (devenidos en streamers por el encierro), a Tomás le preguntaban si había imaginado el éxito de la última session y respondía que sí teniendo en cuenta el puesto que ocupaban los artistas previamente en el ránking de Spotify y más datos específicos.

Bizarrap es la combinación de un panel de Analytics con la efervescencia de los públicos que hoy tienen el poder, la army argenta, porque, si bien hace rato que el productor estrella atravesó fronteras, la palanca que le da la hinchada local (y generacional) hacen la diferencia.

Si esto fuese un video de youtube clikcbaitearía con el clásico “El problema de Bizarrap”, pero por suerte no lo es, y además vamos, ¿Problema para quién? No lo veo muy conflictuado en Miami, que a mí no me cierre es otra cosa. ¿Cuál?

Creo que Fran no hizo esta analogía de una manera despectiva, de hecho me parece muy acertada. Los artistas que no llegaron aún al mainstream o que quieren seguir ampliando mercados se desesperan por llegar a ese cuarto de empapelado de peluquería, su carrera en los magazines es mostrarse lo más posible en stories, en temas, nombrarlo en entrevistas, e incluso pedírselo (Oscu) o tener que explicar una y cien veces si no se quiere hacer (Duki).

Nuevamente lo que se espera es todo cuantificable, las views, la forma en que vayan a crecer los seguidores del cantante una vez publicada la session, las personas que quieran contactar a Biza con contratos mercenarios, pero el tema y su camino no le interesan a nadie. No hay un impulso creativo que guíe el origen de estas canciones, son las órdenes corporativas.

Realmente me pregunto, ¿Quién los escucha después? ¿En qué playlists están? Es una alfombra roja, una carta de presentación, el catálogo de escorts musicales (not that there’s anything wrong with that).

El lenguaje Internet ayuda a traccionar su contenido.
Es parte del hype más odioso: ¡Ayy, nunca escuchamos en Argentina a alguien ronroneando r&b! ¡Denle todo y nunca le desajusten el durlock de maquillaje! Después vamos viendo de dónde sacamos las colaboraciones.
Las burlas a la session de Kiddo Toto.
Los memes y gifs producto de la cantante más rentable en materia de shitposting (Nathy, Colors debería pasarle una comisión al Biza).

Personalmente hay sólo 5 de las 38 canciones que me parecen destacables, que las pongo y dejo si estoy de buen humor y permití al aleatorio hacerse cargo, 5 temas que reconozco buenos de esa liga de mutantes:
Frijo (el único tema digno en toda su vegetal carrera)
Homer
Paco
L-Gante (La espontaneidad de L-Gante en su anunciada viral Caja Negra contrasta con lo impostado de Biza haciendo que toma vino en cartón. Son los Tik Toks de las chetas queriendo emular a una rocha por ponerse un joggin y zapatillas blancas). Un dato no menor es que acá mezcló Facundo Yalvé, aka Evlay, el productor de Wos.
Dillom

Si Bizarrap quisiese terminar su carrera (me refiero a la de UADE), bien podría presentar una tesis sobre su promoción orgánica (el detalle burlón de agregar la leyenda “Este video está auspiciado por nadie” en el texto de la descripción de los temas es magistral). Nadie hace esos números. Esto no es un argumento de calidad, claro, pero tampoco una conclusión, porque sigo sin tenerla.

Queremos tanto al Virtu

Paranoia Invernal es sin dudas el tema que por ahora mas escuché en el año. ¿Quién es El Virtual? Tal vez un Doctor con menos gira o mejores dealers. Es un chico bastante menos grande de lo que parece, tiene 22 años y su aka sufrió una edición de principios y vuelta de arranque: su alias original era Virtual Money, porque en sus años de la ESO (la secundaria en España) salía del colegio y se metía en cybers para hacer estafas por internet robando plata de tarjetas de crédito. Le iba bien y cuando aceitó el proceso llegó a hacer 100 euros por día. Al tiempo metieron preso a un amigo con los que estaba y el cayó unos días que le alcanzaron para rescatarse y decidir entonces largar todo a la mierda. Al momento de seguir en la música decidió dejar atrás la historia de delincuente juvenil y quedo El Virtual a secas.
Después trabajó como vendedor de paneles solares y fletero. Todavía no le llueve la plata, pero ha decidido rebuscárselas para subsistir de reproducciones y shows, comiendo cuando se puede, viviendo todo lo que se puede.

Paranoia Invernal

El Virtu tiene cara de recién despierto o de nunca haberse acostado, canta desde la tristeza sin necesidad de cantarle al amor, sino al dolor de la vida misma. Y esto, en tiempos de Yatras y Turizos, de himnos llorones a pedir de boca, parece estar en extinción, casi que uno se pregunta si acaso es posible. ¡Sí! Les juro que se puede Khea, Thiago, Rusher, lejos de esa moda lacónica que hacen ver a Londra un Death Grips, hay otro mundo posible. El Virtual, este señor barbudo y bonachón le canta a la vida de mierda con muy buenos beats y lo lleva hasta el desafío máximo: en Depresión Tropical (¿Cómo no iba a gustarme con ese nombre?) una serie de canciones con letras oscuras y bases de reggaeton. Es el meme de las casas pero con un resultado adictivo.
Además tiene un disco (Virtupack 1) y es todo lo que quiero.

Un detalle que habla de su simpleza sentimental: tiene su living decorado con cartones de un jugo que no suele conseguir en el chino de su barrio (en Málaga) y hasta le hizo con sus amigos un cantito para que el Caprisun se venda en todas las esquinas. No se puede ser más adorable.

Domingo

Recomendaciones de Ramos Generales

¡Andy, fijate que volvieron!

UNA CANCIÓN
Shuubass — Zanella | De Villa Crespo con amor
UN DISCO
Depresión Sonora — Depresión Sonora
UNA ENTREVISTA
Dano en RELATED

Al borde del hartazgo, al filo de la rutina

La calle me dice que tengo que escuchar a Juan Ingaramo e internet a
Olivia Rodrigo.
Con el primero cedí, engañada por las colaboraciones que incluye el disco, al industry plant más grande de los últimos años, lo pasé de largo. Pero hablemos de los afiches en vía pública que promocionan artistas de Spotify. ¿Qué tipo de contrato ofrece la plataforma para pautar? ¿Es un acuerdo con los sellos? y en especial, ¿A qué público está dirigido? Es críptico para quienes podrían llegar a ignorar a esos artistas (muchas veces son tapas abstractas o por el contrario manejan una belleza de catálogo por lo que fácilmente se confunden con una marca de ropa, la zona en la que se los pegan abona la teoría), el logo de Spotify está escondido, y quienes se valen de sus propias herramientas comillas comillas comillas para encontrar nuevos sonidos, posiblemente ya hayan llegado y les resulte hasta insultante.

Pienso en esto casi todos los días que salgo a caminar y me pegotean estos afiches. Hace unos meses me lesioné y tuve que dejar de correr, así que en lugar de eso bajé un cambio y salí a caminar, buscando zonas poco habitadas, mirando edificios bajos, recovecos que den signos de humanidad, entre tanto cemento e indiferencia urbana.

Cuando llego a un semáforo en rojo, la tarde cae y los bajos de lo que suene me contienen, tengo el mejor momento del día. Si encima corre viento, estoy de suerte.

*LA YAPA*

Dillom volvió a darnos una melodía y una frase para no poder dejar de cantarla, pero lo que quiero decir, porque del tema se dijo todo, es la cantidad de pañuelos de mago que compuso el clip de este temazo (producido por Evar, quien hizo por ejemplo Gucci Polo de Saramalacara y Ojalá de Defensa, dos canciones que me encantan).
Sólo una lista de algunas referencias a modo de aplausos:

La Caja Vengadora de Cindor
Lovecraft
Poe
El corto Vincent, de Tim Burton
Mad, como el concepto que siempre dije es Dillom
Daniel el terrible
El video Put Your Hands Where My Eyes Could See de Busta Rhymes cuando corre de un elefante (que además tiene ojo de pez)
Los programas de humor de Nickelodeon en los ’90 de Kenan & Kel
+La data que cuenta uno de los productores

OPA- DILLOM

Y como si toda esta chorrada fuese poco dejo aquí PLAYLIST. Si llegaste hasta acá escribime y te mando un chocolate. Bueno, dos.

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