Triste y Tropical #10
“Más fama, más drama, más van a subir
Mi cara cansada y mis ganas de un beat”
Negociando por tiempo — Ysy A
Un mercader de beats
Probablemente la primera vez que vi a Ysy en un tema fue con Quavo, una canción solidísima que mantiene la fuerza que escapa a la unión de sus integrantes. Una unión sin fines de lucro al principio, y hoy sin ser capaz de mantenerse ni por un flashmob de bitcoins.
A Duki lo veníamos persiguiendo pero, quién era esa magra criatura de gafas espaciales que abría el tema capitalizando como nadie el autotune y el primero en saltar cuando alguien dudó de la proyección de Cazzu como artista? (“Nosotros grabábamos con una cacerola y Cazzu ya tenía HD”) Ok, Tony tenía su nombre ganado pero en un under que ignoraba el radar de la industria por el momento y, todavía más desencajados, quién cazzo era ese nenuco que rapeaba con tanta rapidez que aún habiendo aprendido la letra, en los recitales sólo podemos entrar desde “loca viniste a comer”, adiestrados y confundidos?
Ya sabemos de El Quinto, de La Cofradía (su primera banda), forwardiemos un toque.
Modo Diablo es efímero porque es como pretender que tres adolescentes mantengan a tiro una mansión con fiestas non stop. La tentación también debe tener sus bemoles, y vaya a saber que otros roces han surgidos entre ellos. Pero managers y barras mediante, la banda no siguió más allá de ese par de temas.
A Ysy no se le entendía un carajo.
Pero la incomprensión iba mucho más allá del propio idioma que inventó, ese esperanto ácido y punzante. Trascendía las letras. Qué era ese sonido? De qué hablaba? Cuántos años tiene este nenuco que arrancó a los 13 años a manejar, organizar y conseguir fondos trayendo incluso raperos de otros países para todo el gigante asmático que fue El quinto escalón?
Para entender el sonido (o su búsqueda) necesitás una predisposición previa (ayer en el Bs. As. Trap escuché a alguien +30 decir “el promedio de asimilación de un tema de trap son 5 reproducciones”, creo que la aguja puede ir moviéndose, pero me parece bastante acertado) valga la redundancia.
Empecé este newsletter diciendo que el trap ofrecía resistencia y con Ysy hay que hacer horas extras. Me gusta lo indescifrable, por eso cuando salió “Salgo a Cazar” me espantó y lo archivé, pero sabiendo que iba a darle otra chance en algún mometo, iba a dejar que Ysy me insista. Casi un G? No había manera. Un tema anfetoso y un niño gritando con voz gangosa, ready para abrir la temporada de Ibiza 2000, antes de Carl Cox, descoque bebé.
Mientras tanto, a Duki lo asimilaba más que pop radial y empezaba a meterme en las laterales (Obie Wanshot y trap europeo) y llegó Vamo a Darle, llegó esa intro cortazariana y el beat inmortal de Orodembow.
Ysy te toma por asalto
Tiene la dinámica de los negocios ensayada como esquema de cubo rubik en su cabeza.
Es prolijo y calculador hasta en sus fechas de estreno.
Un 11 de noviembre terminó el Quinto Escalón, otro 11 salió Antezana 247 y este último 11/11 publica (con el anuncio-bomba mediante) en el documental de su Modo Demoledor Tour, la gira que lo vio romper en Uruguay, Chile, México y gran parte de Argentina, su segundo disco: Hecho a Mano.
Alejo volvió aturdido de ideas, manijeando sin freno y se encerró en un estudio de Tigre. Producción con pajaritos y good show.
La cosa con las fechas no termina ahí. Hecho a mano tiene 11 temas, cada uno de ellos realizado con un productor distinto.
El 11 en la quiniela es el palito. Hay acaso 11 bangers? Dónde? Porque no los encuentro.
Qué pensaría Riverito del trap? Bueno, sigamos (si te imaginaste a Riverito diciendo 808, dame un abrazo por mail).
Mi primera impresión fue “es un free de 28 minutos”. Luego pensé en cómo hace para dedicarse a hacer un álbum con 11 personas distintas y llegar a un resultado sin demasiados matices. No sé todavía si es un mérito o un pifie.
Hecho a mano no tiene climas, no hay siquiera un tema que pueda dislumbrarse como hit, tampoco se descubren melodías.
Es sencillamente mirá, acá estoy yo, no me alcanza con haber montado un imperio y abierto la escena de todo un movimiento, de haber roto todas las estructuras haciendo un discazo con 20 años, quiero sacar en un año exacto otro, ser el único trapero de la escena con dos discos (hombre, porque la proa la conduce La Jefa), y quiero cortarme solo (creo que precisamente esta es la razón por la que no formó parte del Bs. As. Trap, y no por una falta de propuestas o temas contractuales, me parece que él rechazó deliberadamente la oferta).
Tampoco es que le vea los hilos (no, no es un chiste), si es un disco muy bien grabado; pero es que hasta me cuesta definir temas preferidos y tal. Habiéndolo escuchado unas 7 veces? (La última desde Youtube para mirar en la tele las fotos que ilustraron cada canción y pensar con ese androide de fondo más apreciaciones sobre el álbum) me quedo con Para Sacármelo, Un calor y Buenos Aires es amor.
Ya demostraste ser “distinto”, en términos de propuesta (hablaré más de esto en la parte B de esta entrega), pero Ysy quiere seguir dando pruebas de no ser como los demás, porque sí, en su discurso Ysy no nombra a artistas, en las entrevistas impone su ego en dónde rivalizan él y “el resto” (de la escena).
Qué va a hacer con Hecho a mano? Niceto? Luna? No señor: un Colta en Punta Carrasco.
Pero también hay detalles que me seducen del disco. Y es que Ysy es comprador, como todo business man. Hecho a mano no son sólo sus canciones, son las remeras que estampa a partir de unos pocos conocimientos de Photoshop y una reserva de confianza (“me cagaron hasta mis mejores amigos” le dijo a Pergolini tirando un beso cínico a la cámara), esos outfits reflectivos que indican su nombre, la fecha y el lugar donde tocará. Ysy quiere ser su propio mercado, quiere hacer carne el negocio, y que cada paso, cada punchline, cada grillz, cada frase, sean by Ysy A.
Hecho a mano habla de una capacidad y una elección artesanal, un camino solitario y sesudo. Las manitos que señalaban al ganador de una batalla, hoy echan humo dorado.
En absoluto quiero negar el talento de Ysy que es demencial, pero a este disco le falta corazón. Le ganó el Ysy empresario al Ysy artista, sus ambiciones tropezaron con la creatividad.
Y sin ánimo de trazar paralelismos, siento que Duki es todo lo emocional que Ysy no, sus discos fallaron por motivos opuestos. A Duko le embargó la sensibilidad, mientras que Ysy se pasó de racionalidad. Después de todo, creo que no basta con saber hacer las cosas, no?