Triste y Tropical #19

Camila Caamaño
6 min readNov 13, 2020

No quiero nada más sin vos, no quiero estar a solas
No quiero Barcelona dijo: “Hola”

La melodía de Dios — Tan Biónica

YSY A, LENGUAJE ARTESANAL
Al revés de todo, al compás de él solo.

Tercer disco para Alejo. Vamos a dejarle pasar que técnicamente es un EP porque realmente ha estado laburando en el año más que cualquier ministro argentino.

Lo hiperquinético que ha de haber sido está criatura de niño, madre santa (y santa madre).

En una antigua entrada de este newsletter comparaba a Ysy con Duki, llegando a la conclusión de que, talentos aparte, Ysy volaba sin envión por su maquinita racional, ese cuarteto obrero que no conoce de sindicatos, en ese flow no se negocia ni un pritiado, la meritocracia a flor de piel. El emperador del castillo que sostuvo la construcción desde los cimientos no aceptará que nadie venga a controlarle el asado. Lo sesudo de Ysy, Duki lo tiene en corazón. Mauro es sentimental por demás (si acaso hay una proporción adecuada para cada une) y a la hora de moverse en la industria le juega en contra.

Cuando Ysy ya hizo un gol de rabona y se puso a armar la próxima jugada, el Duko está distraído y preocupado pensando en si un jugador rival no se lastimó lo suficiente para volver al banco. Qué tupé está metáfora futbolera, no? La cosa es que se suponían? Amigos, y corre entonces otro factor por encima del cincel de sus carreras. Pensaba en cuántas veces habrá compartido Alejo en Instagram los estrenos de Mauro, cuando este último lo vive haciendo, con él y casi toda la vecindad. No, claro que no está obligado. Pero me parece que ya no queda ni camaradería. O por qué en Sacarte to’, Ysy ranchea con Bhavi, Neo y Ca7riel sino (lindo el hombro desnudo, Cato)?

Mordiendo el bozal conoce la luz digital el 11/11, la fecha que Alejo lleva como insignia. Una fecha estética que cualquier otra persona se hubiese tatuado (y que posiblemente más de un fan la lleve en su piel). Un cuadrado si quiere verse así. El perímetro de una plaza. La superficie de un estadio. Un ring. Las letras de su apodo.
El logo de su sponsor, “Sponsor Dios”, un nombre maravilloso, lo forman una S dentro de una letra D, y a su vez esta S tiene en sus extremos una patita, convirtiéndola a la vez en el signo pesos. Los números siempre fueron su norte. Además de sponsor, es el nombre de su marca de ropa, la razón social de su sociedad anónima. De esas prendas siempre sold out que estampa a pedir de boca.

Como acá cada paso viene con yapa, el EP de 6 temas vino acompañado por su respectivo videoclip. El primero que abre el disco, “La primera vez”, se estrenó la noche anterior. El resto, publicados en Youtube con una hora de distancia entre sí, para largar finalmente el álbum a las 11 de la noche, claro. En el medio se cayó youtube a nivel global. Casualidad pero, qué mejor que esas causalidades para sumar épica a la historia?

YSY TIENE CO(RAZÓN)

Voy a arrancar por el final con mi ranking de los temas, en orden de preferencia:
La primera vez > Tarde > Mordiendo el bozal > Sobre el agua > Perdamono > Sacarte To’

El 11 en los sueños es el palito. Y el tema del inicio no responde a las señas de un hit precisamente (creo que el disco no tiene ninguno tradicionalmente hablando) pero la potencia narrativa es excelente. Cuando hablo de las direcciones que toma Alejo, me llama la atención que ahora se venga más por el lado del amor, el tópico más mainstream del mundo.

Después de sepultar un par de cuerpos, de sacarle filo al antiesperanto, de sacar 6 temas desde “la fábrica” (la que entiendo es su casa y, por las veces que me lo crucé en la calle, debemos compartir al menos supermercado chino), de cuerpito gentil, prácticamente sin artificio más que sus barras, cantándole a la cuarentena sin caer en lugares comunes, jugando con otros matices de su voz, perdiendo vagancia en su cadencia, lirizando sobre nuestra idiosincrasia con rimas un poco más infantiles, pactando con el productor más pegado de la escena pero a partir de sus propias reglas, de agarrar una pala que responde a sus lógicas del esfuerzo, de esa rabia desclasada, ahí, con el mismo pelito que a sus 15 y de cachetes desinflados, el Ysy A Shakur decidió hablarle al amor.

Pero Alejo no va a quedarse sentado llorando, primero porque su primer amor no tiene cara, y es la ciudad de Buenos Aires (Hecho a mano es una oda a la ciudad, mientras que Antezana 247 es lisergia y la impunidad de una noche sin fin) y en su esquizofrenia hay más un reclamo o una queja que una pena. Ahí es cuando el primer track rompe y llega a lo que para mí es el punto más alto del EP, no sólo desde el beat, sino también en la manera en la que se sostiene la furia de Ysy y la letra:

No pienso en el futuro con el presente que hay

La imagen se ve más en HD que en esos televisores (Televisores)
Y a veces hasta siento que hablo con ellos de las anteriores (Las anteriore’)

Ysy hizo un pacto con el tiempo. tal vez sea la forma en que este perdió materialidad por la pandemia, pero asusta la cantidad de cosas que hizo esta criatura y en especial con tanta determinación.
“Juego el tablero del nunca jamás”, dice en “Sacarte To’”, tal vez el tema más flojo, obvio y cortito (1.40). Aún así funciona como una buena transición en la narrativa del disco que, a diferencia de Hecho a mano, compone.

Podemos pensar que arranca por un encuentro, (“Primera vez”), el juego de miradas humanas y caninas pasa a la habitación en “Sacarte To’”, luego en “Tarde” se plantea el conflicto; acá sí se siente un Alejo que sangra con un planteo en los coros tímidos que son bien verosímiles, (Ysy no llega a la cita porque colgó grabando música) y cae ante la tentación. La verosimilitud de su impuntualidad también guarda algo de irónico: el hecho de que la persona que estuvo siempre en el lugar indicado en el momento indicado hable de no llegar a tiempo. “Tarde” será el favorito de muchos. Y SI (perdón, lo tenía que hacer).

Ysy siempre está en movimiento, llega tarde porque estaba en una. Corre, vuelve, viaja. Estamos en la mitad del disco y ya hay más formas y colores que en su trabajo anterior. Alejo ganó solidez y eso me hace feliz.
Si bien los 6 temas están producidos por Yesan y Clubhats para completar el trío, es la canción que suena mejor.

En “Sobre el agua”, ya nos agarramos de la mano y nos dedicamos canciones. Ysy elige entre Pichuco y Goyeneche (suena forzado pero se ve ok, más con el antecedente de la presentación de Traje unos tangos en los Premios Gardel) para sacar a bailar a la actriz? modelo? novia? todas las anteriores? bienvenides al tema más meloso.

Para “Perdamono” el Ysy ya está mas metido que la mierda. Crece por dentro, se va ampliando como un circuito de redes, por fuera parece el mismo de los 14 que agitaba en el Kingto, y es que pasaron 8 años y 22 sigue siendo un niño, pero habla y parece un CEO veterano con una enseñanza de vida a la medida de su interlocutor. El pibito de La Cofradía es un gigante.

Termina el disco y el del pildorón se queda solo. En una estación de servicio comiendo pastafrola. Bueno, pidiendo pastafrola porque se encarga de acompañar la flexibilidad de sus temas con absoluta indiferencia a la comida, una dieta rica en verborragia.
“Vuelvo de nuevo”, o sea que volvió al menos dos veces. Al final sos un romántico, bebé. A su chica la extrañan hasta las joyas; es que el hielo también quema, y cómo.

Mordiendo el bozal es lo que estuve esperando de Ysy siempre. Gracias ❤

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